Kiko, el novicio misionero de China

El mes pasado comenzamos a contarte la historia de este joven misionero chino. Y prometimos un capítulo por mes. Aquí está, pues, el capítulo segundo escrito por su formador, el Hno. Sid Ching:

Capítulo 2

Kiko (el más bajo) con un compañero en el seminario

2
“¿Quieres ser sacerdote?”

Después de un año el rector me preguntó: “¿Te gustaría ir al seminario mayor”?
“¡Sí!” le respondí.
“¿Porqué?” me volvió a preguntar el rector.
“¡Porque me siento feliz!”
Por cierto, es verdad que en el seminario estaba realmente feliz aunque a veces no me sentía libre debido a las reglas y esto me forzaba a cambiar muchas cosas dentro de mí. Pero en realidad estas cosas no me interesaban porque no me satisfacían.
Claro, en el seminario no podía tener nada de afuera, pero sentía que mi corazón estaba realmente feliz porque estaba en Dios—Él estaba a cargo de mi vida, y aun el cielo y tierra le pertenecen. Poco a poco, durante ese año, fui ajustándome al reglamento, las instrucciones y el estilo de vida, y me sentí cómodo. Es por eso que dije: “¡Sí!”.
--Historia de mi vocación, 10 de Junio 2009

Paco, otro hermano claretiano y yo llegamos a Beijing el 28 de Agosto de 2006. Sabía que ese día era la fiesta de San Agustín, y me llevó 7 años darme cuenta de la conexión entre la fiesta de San Agustín y nuestra misión en China. Ordinariamente éramos tres en la comunidad, pero al cabo de tres meses el hermano chileno decidió regresar. Fue durante nuestro primer mes en la universidad que me encontré con Jiawei, un estudiante universitario de último año, que se bautizaría católico en Pascua de 2007; me pidió que fuera su padrino. Francisco se encontró luego con Jiawei primero en la misma universidad en Marzo de 2008 y luego en Shanghai en Noviembre del mismo año.
En la universidad nos hospedamos en el edificio para los estudiantes internacionales durante un mes antes de alquilar nuestro propio apartamento fuera de la universidad. Desde allí, iba al seminario todos los fines de semana para enseñar inglés a los seminaristas. El rector del seminario me ofreció vivir en el seminario, para que tuviera más tiempo para compartir con los estudiantes ya que llegar al seminario me llevaba dos horas de transporte público. Le agradecí la invitación diciéndole que para los Claretianos es importante vivir en comunidad. Tiempo después Paco fue invitado también a dar clases de Historia de la Iglesia en el seminario.
Durante el verano de 2007 Paco fue a España para sus vacaciones y luego a Filipinas para dar clase en el Instituto de Vida Consagrada para Asia (ICLA) hasta el 9 de Enero de 2008. Ese verano viajé a Estados Unidos para unos cursos en METESOL [una academia para profesores de inglés], y luego en Octubre y Noviembre estuve en Macao para realizar las actividades prácticas relacionadas con METESOL. Debido a nuestras actividades fuera de China y también para que yo no viviera solo, decidimos no renovar el contrato del apartamento y pasar a vivir en el seminario. Hablamos nuevamente con el rector y en Junio, antes de partir para Estados Unidos, trasladamos nuestras pertenencias al seminario y así, a mi regreso el 6 de Agosto, fui directamente allí.
En nuevo año académico comenzó en Septiembre 2007. Di clases de inglés a los estudiantes de teología y pre-teología. Nos informaron que otro grupo de seminaristas llegarían en Octubre y que ellos formarían parte de una congregación local de benedictinos que estaba en etapa de fundación. Y así fue que cuando vivíamos en el seminario llegaron Francisco y sus compañeros para comenzar su año de espiritualidad.

Después de esto, fui al Seminario Nacional de Beijing que es realmente un lugar hermoso. Me sentía feliz de vivir allí. Recuerdo que pensaba que tenía mucha suerte ya que mis otros compañeros fueron a otros seminarios mayores y solamente yo estaba aquí.
--Historia de mi vocación, 10 de Junio 2009

Recuerdo a este jovencito que ingresó al Seminario Nacional en Beijing en 2007. Por aquel entonces yo también estaba estudiando teología allí. Recuerdo que era un poco más bajo que yo, frente clara y ojos brillantes, un tipo agradable. Se mostraba alegre y activo. Y buscaba amar a Dios. Aunque no éramos amigos cercanos, me llevaba bien con él. Compartíamos la misma pasión—el inglés. Teníamos el mismo profesor—Sid. Para Sid nosotros dos éramos buenos estudiantes. Desarrollamos con Sid una excelente relación profesor-alumno además de una buena amistad.
--Un compañero de seminario

Les enseñaba inglés pero, a propósito, no les hablaba de la vocación claretiana, y menos aun invitarlos para que vinieran a nuestra congregación. Lo que era claro para mí es que estábamos allí para ayudar a formar a los seminaristas locales para que llegaran a ser buenos sacerdotes en el futuro al servicio de sus respectivas diócesis. Pero como sabían que estaban siendo preparados para un estilo de vida monástico, comenzaron a hacer preguntas sobre la congregación claretiana. Algunos decían no tener vocación para ser Benedictinos, o para seguir un estilo de vida más estricto, pero no se decidían a salir por miedo a que una vez fuera ninguna otra diócesis los aceptara.

El 30 de Noviembre, Huang Wendong vino al seminario a visitarme. Se estaba preparando para ir a Filipinas con los Misioneros Combonianos. Le introduje a Francisco y dio la casualidad de que ambos eran de la misma provincia y que se conocían. Aunque China es país grandísimo, los católicos son una comunidad muy unida y bien comunicados gracias al internet. Le pedí a Francisco que acompañara a Huang Wendong (que también se llama Francisco) a visitar el seminario y así ambos pudieran hablar tranquilamente.
Un par de días después de la visita de Huang Wendong, Francisco volvió a hacerme más preguntas sobre los claretianos y me dijo que estaba “pensando en hacerse claretiano”. Yo no esperaba que pudiéramos tener vocaciones chinas en ese momento. Al principio incluso no era proclive a hablar de vocaciones chinas ya que solo habíamos estado en China un año. Pero aquí estaba este joven, preguntando sobre la congregación, como si hubiese sido enviado por el Señor de la cosecha como respuesta a nuestras plegarias. Aun así, no supe qué hacer, por tanto le escribí a Paco el 2 de Diciembre para ponerle al tanto sobre Francisco y para preguntarle qué debía hacer.
Paco me dijo: “Debe conocer un poco más sobre nosotros” y que de acuerdo con el rector no habría ningún problema si alguno de los seminaristas quisieran ser claretiano, o dominico, o jesuita y que él mismo les ayudaría en esa decisión. Pero Paco añadió: “Lo primero, dale tiempo para que nos conozca”.
No le era aun fácil a Francisco comprender el inglés, por eso le di un manuscrito en chino con la biografía de Claret y le pedí que continuara orando. Paco llegaría el 9 de Enero de 2009 y podría hablar en chino con Francisco.
Mientras tanto yo continué mis clases de inglés con ellos, con una nueva lección comenzando cada Martes. Una composición diaria de 100 palabras, 15 minutos semanales de conversación personal conmigo para practicar, ver películas en inglés y reflexión personal escrita todas las semanas, recreo los Sábados por la noche y oración de la noche todos los Lunes, Martes y Jueves. Tuvimos unas vacaciones de Navidad largas desde el 22 de Diciembre hasta el 1 de Enero. Paco no pudo venir tal como estaba planeado pues necesitó más tiempo para sacar su visa para China y solo pudo regresar al seminario el 16 de Enero.
Francisco vino a verme primero, para que le introdujera a Paco ya que no se conocían. Le acompañé a la habitación de Paco y allí estuvieron hablando varios minutos. Luego Francisco vino nuevamente a verme y me comentó que le había dicho a Paco que él quería saber algo más sobre los claretianos para poder discernir si es que tenía vocación para ser claretiano. Paco le pidió que siguiera rezando y que nosotros le ayudaríamos en su discernimiento.
Los seminaristas salieron de vacaciones por el año nuevo lunar el 21 de Enero.

¡Qué hermoso lugar—el Seminario Nacional de Beijing! Pero nunca imaginé que no me acabara de acomodar en esta comunidad. No tengo energía y no me siento feliz. Pensé que este no era mi lugar [este seminario], así que quería cambiar a otro seminario. Pero el encargado de mi diócesis no me entendió y me dijo que no me ayudaría si dejaba el seminario. Me dijo que lo único que debía importarme era sobre el objetivo de mi vida, que era llegar a ser sacerdote. Al oír estas palabras me sentí confundido porque si el único objetivo de mi vida y lo único que quería era ser sacerdote, entonces esto sería algo no agradable. Quiero ser sacerdote porque quiero ser feliz, porque quiero hacer el bien. No puedo ser sacerdote porque solamente se me ocurre, y así mentirme a mí mismo y mentir a Dios.
--Historia de mi vocación, 10 de Junio de 2009

Los seminaristas regresaron el 21 de Febrero y las clases comenzaron nuevamente. Entonces Francisco vino a hablarnos a Paco y a mi. Yo le di el mismo consejo: reza y pídele a Dios que te ilumine para saber qué es lo que quiere de ti.

Yo vi claro que no quería ser benedictino. Gracias mi Dios porque en este tiempo Paco y Sid me ayudaron a clarificar qué es lo que debía hacer. Hablé con ellos muchas veces y fue a través de ellos que aprendí a hacer el discernimiento de mi vocación. Sid me dijo, y fue la primera vez que escuché esas palabras: “Francisco, ¿qué es lo que realmente quieres? ¿Qué es lo que Dios quiere de ti?” No había pensado en eso nunca antes. Había solamente tratado de ser feliz y seguir mi corazón, así que nunca pensé en preguntarle a Dios.
--Historia de mi vocación, 10 de Junio de 2009

Al mismo tiempo que Francisco estaba discerniendo su vocación, otro seminarista, Tomás, también vino a verme. Nuevamente le referí a Paco, para que pudiesen hablar en chino. Ambos, Tomás y Francisco, venían a veces a mi habitación para conversar o para mirar algunos videos, pero a propósito yo nunca mencioné a Francisco o a Tomás sobre el discernimiento vocacional que ellos estaban haciendo. Quería que decidieran por sí mismos y que no estuviesen influenciados por otros.
Mientras los otros seminaristas compañeros suyos trataban de ignorar la perturbación y ansiedad que sentían y decidían sufrir en silencio para mantener su vocación [para la nueva congregación de benedictinos], estos dos estaban deseosos de dejar todo para discernir y seguir la llamada de Dios.
Tomás le dijo al rector que deseaba marcharse y el rector le aconsejó que aplazara esa decisión durante un mes para discernir mejor. Francisco también fue a hablar con el rector en los primeros días de Marzo y le dijo que no quería ser benedictino. El rector le dijo que ser benedictino era una de las opciones. Nuevamente le habló al rector y en vez de decirle que quería dejar el seminario, le dijo la verdad sobre su vocación: que había ido al seminario menor pero que en realidad no quería ser sacerdote. Cuando el rector entendió que Francisco no quería ser sacerdote le permitió dejar el seminario cuando él quisiera.

Luego de esto pensé mucho y recé mucho sobre mi vocación. Luego de un mes decidí marchar. Y así, luego de hablar un par de veces con el rector, dejé el seminario.
Amé realmente ese medo año que pasé en el seminario, pero lo dejé por muchos problemas. Aun recuerdo esa noche en que dejé el seminario, que no pude dormir porque extrañaba esa vida y extrañaba a los compañeros y me sentí muy solo. Quizás me había equivocado. Le pregunté a Dios: “¿Porqué me siento tan triste?” En aquel momento pensé que se acababa mi camino; debo renovar mi vida”.

--Historia de mi vocación, 10 de Junio de 2009