105 días después del solsticio de invierno, el gigante asiático celebra la llegada del buen tiempo con flores y homenajes a los difuntos; es lo que nosotros celebramos el 2 de Noviembre.
Desde tiempos inmemoriales, todas las civilizaciones del mundo han festejado la llegada de la primavera de manera especial: es la época en la que comienza a haber más luz, el campo sale de su letargo y los campos se inundan de frutos que serán la reserva para el resto del año. En China, esta fiesta primaveral se conoce con el nombre de «Qingming», tras la cual se espera que las temperaturas inicien su ascenso, aumenten las precipitaciones y se pueda comenzar el arado de la tierra.
Precisamente por la estrecha relación de la fiesta «Qingming» con las labores del campo, siempre se vincula con el sector agrícola. Además, el propio nombre de la conmemoración indica un período nuevo y renovado –en chino, «Qingming» significa «claro, brillante». Por norma general, esta festividad suele coincidir entre los días 5 y 7 de abril del calendario gregoriano –este año fue el día 5–, justo cuando se cumplen 105 días desde el solsticio de invierno.
El origen de «Qingming»
Se cuenta que el origen de esta fiesta china está en el intento por homenajear a Jie Zitui, un leal sirviente que llegó a cortarse un trozo de su propia pierna para alimentar a su amo, cuando ambos tuvieron que huir al exilio durante la dinastía comprendida entre los años 770 y 476 a.C. Diecinueve años más tarde, el señor de Zitui recuperó su poder, pero olvidó el favor que le hizo su fiel servidor.
La fidelidad de un vasallo a su señor dio lugar al «Qingming»
La cordura volvió a la mente del poderoso e intentó volver a entablar relación con Jie que, muy afligido por el desdén de su amo, se había recluido en una montaña. Para conseguir dar con el paradero de su asistente, el que antaño fuera compañero de fatigas de Zitui ordenó prender fuego al monte, pero su plan falló y lo único que logró fue la muerte de su lacayo.
Arrepentido, para conmemorar la figura de Jie se estableció el día de Hanshi –que significa «comida fría»–, durante el cual sólo podían ser ingeridos alimentos que no hubieran pasado por el calor. Al año siguiente, cuando el señor subió a la montaña para hacer su ofrenda de productos a Zitui, encontró en el lugar miles de sauces vivos, por lo que cambió la festividad de Hanshi a la de «Qingming», en honor a los brotes verdes que habían surgido.
Visita a las tumbas y excursiones
Los chinos queman «dinero» para que no falte en la otra vida
Tradicionalmente, la fiesta «Qingming» ha sido un momento clave para que los chinos acudan a visitar a los familiares fallecidos. Se suele aprovechar para limpiar las tumbas y hacer sacrificios a los seres queridos. Por eso, esta celebración supone también el Día de Difuntos en la cultura china, fecha durante la cual se limpia de malas hierbas el lugar donde reposan los muertos y se les lleva comida y dinero para que no les falte de nada en la otra vida (trozos de papel que simbolizan la moneda se queman para que se encuentren con los fallecidos).
Pero el «Qingming» también es un momento excepcional para disfrutar del aire libre, y desde siempre ha estado ligado a la realización de excursiones o escapadas alejadas de la ciudad. Esta costumbre se remonta a la dinastía Tang (618-907 a.C.), y fue continuada durante siglos por cada dinastía venidera.
Es tradición que durante esta jornada se vuelen cometas, tanto de día como de noche. El espectáculo es realmente impresionante, pues cientos de estos juguetes se alzan en el aire con una pequeña linterna sujeta en la cola. En conjunto, todas estas luces en las cometas hacen que, por unas horas, el cielo de China tenga más estrellas que en ningún lado.