Misioneros chinos: con los pies en la tierra

El P. Huang es un gran amigo. Lo conocemos desde mi primer viaje a China hace 7 años, en ese tiempo estaba recién ordenado sacerdote y haciendo un curso de inglés en Beijing.

El P. Huang ha sido un puente excepcional para nuestro trabajo en China. Él ha estado encargado del proyecto “Bibliotecas Parroquiales – Parroquias Hermanas”. Luego le hemos ayudado para que viaje a nuestro instituto en Manila y obtenga su licensiado en misionología.

De regreso a China es destinado a la formación de seminaristas. Hoy nos cuenta una experiencia misionera. Aquí lo tienen:

“El 20 de Agosto comenzamos nuestro nuevo año escolar. Este año, tres sacerdotes, una hermana religiosa y tres seminaristas estamos encargados de nuestros seminaristas, y seis maestros les dan cursos de secundaria. Tenemos 42 seminaristas este semestre. Por favor oren por nosotros y especialmente por nuestro trabajo de formación. Sabemos que esto no es nuestro trabajo, es realmente Dios el que los va formando como seguidores de Jesús."
Nuestra ‘familia’: los seminaristas y sus formadores.

En las vacaciones de verano, fui a Guizhou, una provincia muy lejana y pobre a 2000 kilómetros de nuestro seminario y estuvimos en un pequeño barrio durante una semana, junto con tres seminaristas. Todos los habitantes de este pueblo son católicos. Debido a lo apartado del lugar el párroco puede visitarlos solamente una vez al año. Las personas viven una vida simple y primitiva. No hay médico, ni medicamentos. Hay una escuela; tienen solo un maestro para los primeros pasos. Luego los niños tienen que ir a otra escuela y vivir allí durante toda la semana, porque tienen que caminar durante cuatro horas desde su pueblo hasta la escuela más cercana. Su vida es sencilla, su fe en Dios muy sincera y de gran hospitalidad; la vida de esta gente me impresionó muy profundamente.
Guizhou: lugar de mission a 2000 kilómetros de nuestro seminario.
Esta es la iglesia del pueblo. Parece aislada, pero está en el centro de la población.
La gente es muy devota en el pueblito que fuimos a misionar.
¡En la estantería se pueden apreciar ejemplares de nuestra biblia en chino!
“Teníamos que hacernos la comida”.
 
El P. Huang preparando su comida y la de los tres seminaristas.

La gente nos daba abundantes verduras: granos, maní, pepino, brotes de bambú, patata, tomate, maíz verde y todo lo mejor de sus plantaciones. Casi todos los días, nos ofrecían pollo. Estos son sus mejores alimentos para el huésped más honrado.
Nuestro dormitorio: dos en las camas y dos en el suelo…
Éramos los ‘más ricos’ del pueblo.
Esta es la mejor casa del pueblo: una clínica sin uso…
pues no hay nadie que atienda.
Y estos son mis nuevos amigos.
…nos ayudan a lavar los platos.
Ahora dos de ellos quieren ser sacerdotes.

Nos han pedido ropa de segunda mano y estamos buscando el modo de ayudarles. Otra necesidad son posibles becas de estudio para que algunos de estos jóvenes puedan tener una mejor educación. Para eso deben trasladarse a una ciudad. 

Por cierto, hay dos chicos quieren ir al seminario una vez que terminen sus estudios de secundaria.
Esta foto la sacamos el día de nuestra despedida.
Una anciana me dijo entre lágrimas:
“Gracias Padre por haber venido. Lo vamos a extrañar.
No hemos podido comer durante 15 días.
¿Va a venir de Nuevo?”
TUVE que responderle:
“Sí, nos veremos el año que viene”.

Proyecto de ayuda:
Si alguno de los lectores de este blog
quisiera ayudar con pequeñas becas
de estudio para estos niños, nos puede escribir:

rossa6@gmail.com