Agitación en Hong Kong

Mientras escribo este blog, miles de jóvenes han invadido el centro comercial de la ciudad.

La policía de Hong Kong dispersa a los manifestantes prodemocracia 
con gas lacrimógeno en el distrito central de la excolonia.


Copio un nota del diario El País del 29 de Septiembre:
El mayor desafío en favor de la democracia que ha vivido China en 25 años alcanzó hoy su momento de mayor tensión. La Policía de Hong Kong, con uniforme de asalto, lanzó gas lacrimógeno, gas pimienta y disparó balas de goma contra los millares de manifestantes que paralizaban el centro del territorio autónomo chino para exigir elecciones completamente libres. Las concentraciones iniciaban una campaña de desobediencia civil y culminaban una semana de protestas iniciada por los movimientos estudiantiles, en huelga desde el lunes pasado.

Hong Kong está regida desde 1997 por el principio “un país, dos sistemas” que le otorga libertades inexistentes en la China continental. Pekín se ha comprometido a permitir a partir de 2017 que las elecciones para nombrar jefe del gobierno de la ex colonia se celebren bajo sufragio universal.
Pero el pasado 29 de agosto el Gobierno central presentó su propuesta de reforma electoral, que impone una serie de condiciones que en la práctica garantizan que cualquier candidato tendrá que contar con su beneplácito previo. Entre otras cosas, los aspirantes serán propuestos por un comité de 1.200 miembros, formado en su mayor parte por personalidades que mantienen vínculos con Pekín.
Pekín ha indicado, a través de un portavoz de su Oficina para Hong Kong y Macao citado por la agencia Xinhua, que “se opone firmemente a toda actividad ilegal que socave el mandato de la ley y ponga en peligro la paz social”.

El choque entre el régimen y el movimiento prodemocracia ha entrado con ello en una nueva etapa, en la que es difícil ver que ninguna de las dos partes ceda voluntariamente. Pekín nunca ha estado dispuesto a tolerar ningún tipo de movilización que pueda evocar ni remotamente a las revoluciones de la “Primavera Arabe”. Y los manifestantes quieren defender algo que va, en realidad, más allá de una mera reforma electoral. Al reclamar elecciones libres buscan defender una identidad y unas libertades hongkonesas que sienten amenazadas por una influencia de la China continental que consideran cada vez mayor.

La iglesia jerárquica en Hong Kong mantiene una participación muy activa en estas reivindicaciones.