Uno de los casinos locales tiene un gran cartel en el que se lee: “City of Dreams” – Ciudad de ensueños. Solemos añadirle… “City of Dreams – City of Nightmares” – Ciudad de las pesadillas. Cuando llegas es ‘Ciudad de Ensueños’ y cuando te despides (con los bolsillos vacíos): ‘Ciudad de las Pesadillas’.
Lo cierto es que esta capital del juego se ha convertido en el cuarto territorio más rico del mundo por habitante, según el Banco Mundial, con una entrada per cápita anual de más de 90.000 dólares. Los tres primeros puestos se lo llevan Luxemburgo, Noruega y Qatar.
En resumen, Macao es una fábrica de pobres – resultado de los que buscan la felicidad en el dinero y en el juego.