Las autoridades asiáticas han impuesto una caja registradora que emite un boleto de lotería junto a las facturas
Uno de los grandes problemas de la economía en muchos de nuestros países es la elevada tasa de actividad sumergida. Este tipo de fraude es también muy importante en China, donde alcanza cotas de más del 30 por ciento en el sector servicios.
En un país donde la práctica totalidad de las compras se realizan en efectivo, ese nivel de fraude preocupaba mucho a las autoridades, por lo que decidieron tomar cartas en el asunto. La solución inicial para este problema, que hemos conocido en la bitácora «Gurusblog», consistió en implantar una caja registradora de uso obligatorio cuyos registros no pudiesen ser alterados. Así, cotejando las declaraciones de impuestos con los datos del terminal, los inspectores del gobierno podrían controlar todas las actividades del comercio.
Muy pronto los defraudadores descubrieron que bastaba con no contabilizar todas las operaciones en esas cajas registradoras para poder seguir manteniendo su contabilidad B sin ningún tipo de problemas, ya que la única forma de obligarlos a usarla era que los clientes les exigieran el recibo.
Para conseguir que los clientes pidiesen sus tickets de compra y lograr así que estas quedasen registradas las autoridades chinas dieron con una ingeniosa solución: convertir cada recibo expedido por una máquina registradora en un billete de lotería, que puede hacer que su afortunado poseedor gane hasta 5.000 yuanes (unos $850 dólares).
De momento, el sistema se está aplicando de forma experimental y ya resulta ser todo un éxito. A cambio de unos 30 millones en premios, el Gobierno ha incrementado su recaudación en cerca de 900 millones de yuanes. Quizá imitar esta línea de soluciones imaginativas, en lugar de limitarse a seguir una política recaudadora basada en el castigo de los defraudadores podría ser una buena manera de acabar con el enorme volumen de economía sumergida que también sufren muchos países.
Recibo y billete de lotería.