Ya te diste cuenta que al principio del blog utilizamos algunos caracteres chinos (¿verdad que son ‘hermosos’?)… El chino es un idioma con tonos. Si te equivocas de tono fácilmente le puedes llamar “caballo” a tu mamá, o retarla, o pedirle marijuana… que todo eso significa el idiograma “ma”. Claro, depende del tono con que lo digas. Pero no acaba ahí. Los idiogramas chinos tienen una historia milenaria… y son muchos miles. Hace 60 años el nuevo gobierno chino llamó a sus sabios para que ‘simplificaran’ estos caracteres. Desde entonces hay dos maneras de escribir chino: con caracteres tradicionales (utilizados antiguamente y ahora en Taiwán, Hong Kong, Macau y por muchos chinos de la diáspora) o con caracteres simplificados (que son los que se utilizan dentro de China continental y cada vez más fuera de China también).
Un ejemplo: Año Nuevo Chino: chino tradicional: 農曆新年, chino simplificado: 农历新年, y en pinyin (letras de nuestro alfabeto): nónglì xīnnián.
Además, en China hay muchos ‘idiomas’. Los caracteres (simplificados dentro de China) son siempre los mismos pero cada una de las etnias los lee de manera totalmente distinta… y cuando hablan no se entienden entre ellos, aunque sí se entienden si lo escriben.
En Macau, Hong Kong y en la Provincia de Guangdong (al sur de China) se habla el chino ‘cantonés’ (unos 70 millones de personas) aunque el idioma official es el mandarin.
¿No se me pierden? Entonces, para un misionero que trabaja en Macau o Hong Kong o el sur de China, aprender chino significa identificar los tonos (que en mandarin son 4 pero en cantonés son al menos 7) y además el equivalente de aprender 4 idiomas:
• Hablar en mandarín
• Hablar en cantonés
• Aprender los caracteres tradicionales
• Aprender los caracteres simplificados
¡Con lo fácil que es el castellano, ¿no?! Y una vez que sabes el/los idiomas chinos, has dado solo el primer paso. Ahora toca aprender de la historia y la cultura chinas…. Es por eso que los misioneros hablamos a veces del ‘empobrecimiento de la frontera’. “¡Ni que fuera chino!”—como decimos habitualmente cuando algo nos resulta difícil.