AÑO NUEVO CHINO 2011 Y LA LEYENDA DE NIÁN


La leyenda más conocida del Año Nuevo Chino hace referencia a Nián, un monstruo que se acercaba a una aldea y la destruía, ahuyentando a sus ocupantes. Pero había allí un viejo mendigo que sabía como asustar a Nián. Para ello utilizó el color rojo, en ristras sobre las puertas, armó una gran fogata y usando fuegos artificiales se aseguró que Nián no volvería por otro año.

Es por esto que tanto el color rojo, que simboliza el fuego, como fuegos artificiales, son parte fundamental de la celebración. Los que disfrutamos con estas fiestas, agradecidos.

Esta antigua leyenda china cuenta que Nián era un enorme monstruo con cuernos que vivía en el fondo del mar durante todo el año, pero subía a la superficie la noche previa al Festival de la Primavera para comerse las cosechas, destruir hogares o alimentarse de los hijos de los campesinos.

Los habitantes de los pueblos se escondían o simplemente huían a zonas montañosas junto a sus familias para alejarse del “monstruo de la mala suerte o de la muerte” (Guo Nián). Una noche, el día antes de la llegada del monstruo, los habitantes del pequeño pueblo de Taohua se preparaban para abandonar sus hogares cerrando sus casas, arriando vacas y ovejas hasta un lugar seguro. En esos momentos llegó al pueblo un mendigo pidiendo asilo pero todos estaban muy ocupados para ayudarle.

Todos, salvo una anciana que le dió de comer y le sugirió que huyera con el resto de los campesinos hacia las montañas para alejarse de Nian. “Mujer, si me das un lugar donde dormir en tu casa, mantendré a Nián alejado de ti“, le dijo el mendigo. Viendo las escasas fuerzas del mendigo, la anciana no le creyó y le dejó solo en su casa, huyendo ella hacia las montañas.

A medianoche, con el pueblo abandonado salvo por el mendigo, Nián llegó para asolar pero se detuvo ante la casa de la anciana: una estela de papel rojo estaba pegada en la puerta, las velas iluminaban las ventanas, fuegos artificiales salían del patio posterior y se escuchaba al mendigo reir y cantar.

Nián, desconcertado y con gran sorpresa, dejó el pueblo sin destruir. Aturdido por el estruendo de los fuegos y la música volvió al fondo del mar. Al día siguiente, cuando los campesinos regresaron y vieron el pueblo en perfecto estado agradecieron al mendigo y se sumaron al festejo del Festival de la Primavera y a partir de entonces, para que Nián no vuelva, tienen la costumbre de decorar las puertas de las casas con estelas de papel rojo donde escriben sus deseos para el año que comienza.