El pasado 9 de Diciembre la Iglesia Católica oficial de China eligió a sus nuevos líderes bajo el paraguas del Gobierno comunista en el marco del VIII Congreso Católico Nacional.
El congreso, que reunió en Beijing a 341 delegados de todo el país, designó al obispo Fang Xingyao como presidente de la Asociación de la Iglesia Patriótica China, sometida al liderazgo comunista. Este obispo es reconocido por el Vaticano.
Completan la cúpula el obispo Ma Yinglin como presidente de la Conferencia Episcopal de China y sus predecesores, Liu Bainian y Jin Luxian, como presidentes honorarios respectivos.
Jia Qinglin, presidente del Comité de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo de China (CCCPC), máximo órgano asesor, alabó el esfuerzo de los católicos chinos para evitar "la infiltración de elementos extranjeros hostiles" que utilicen la religión para interferir en los asuntos internos de China.
Jia instó a los religiosos y clérigos chinos a permanecer vigilantes y salvaguardar los intereses del país, y pidió a los católicos chinos que contribuyan más al desarrollo científico de China para transformar el modelo de desarrollo económico.