P. Paco Carín, Claretiano en Beijing, está sacando su doctorado en una Universidad de la capital china y hoy nos envía una hermosa experiencia misionera. ¿Qué se puede hacer en China como misioneros? Aquí va un ejemplo.
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Para servir a Dios y a Usted
Durante este mes de mayo tuve la oportunidad de acudir a la celebración de la ordenación de diácono de dos seminaristas John Lu y Joseph Wang a los que tuve como alumnos hace dos años. El lugar fue la pequeña diócesis de la que es originario John, Qingzhou, provincia de Shangdong, que tiene obispo electo pero aún no ordenado; aquí estas cosas, como creo que ya os comente alguna vez, van despacio y requiere de muchos hilos que mover. Por ello Msgr. Zhang obispo de la vecina Jinan que dista unos 150 Km y es capital de la provincia, tuvo que desplazarse para la ordenación, lo cual es símbolo de mutua comunión y servicio entre las Iglesias Locales.
En China todas las cosas importantes comienzan con banquetes y acaban con banquetes, y para una diócesis, la ordenación de un diácono es un acontecimiento importante. Llegue a las 5:40 de la tarde en el tren expreso de Beijing, y a eso de las seis ya estaba sentado a la mesa para el banquete… y la estación dista 20 minutos de la zona donde está la Catedral. Una gran mesa redonda donde se encontraban todas las autoridades religiosas y civiles, unas 20 personas …y yo con pantalones cortos. Estos banquetes, además, suelen ser generosos en alcohol, y para acontecimiento importantes el 白酒 “baijiu”, aguardiente que puede ser hecho de diferentes productos y de contenido alcohólico entre 30%-60% dependiendo del tipo, es la gran estrella. Aduciendo problemas de salud –mentira piadosa- les contenté con beber cerveza, que daña menos el cuerpo y no me disgusta tanto. En este tipo de banquetes se trata de celebrar en un espíritu fraternal y amistoso la gozosa ocasión que reúne a los comensales. Siempre me resulta sorprendente la cantidad de comida, que casi llamaría abusiva, que se suele servir –como ocurre en las bodas en España; pero en China lo común es que al acabar el banquete –no importa lo solemne que sea- se pida a los camareros que metan en bolsas los restos… y así no hay que cocinar en unos días y no se tira nada.
Tras el descanso nocturno y la depuración etílica, muy de mañana –aquí las 6:00 ya es tarde- empiezan a llegar los fieles que van a ayudar a preparar la misa de la ordenación. Me llamó mucho la atención una banda-orquesta que había estado ensayando el día anterior y que después en alguno de los momentos importantes de la celebración tocó un tema muy curioso por lo autóctono y brioso que era. Me recordó a algunos pueblos de España donde la Virgen o el Patrón salen acompañados de la ermita por la banda del pueblo; aquí es en medio de la celebración Eucarística: bombos, tambores, trompetas, tubas, platillos… además de típicos instrumentos Chinos hacían retumbar la Iglesia. Esta relación entre música y celebración religiosa tiene larga tradición en China y además es un buen método para evitar que algunos se echen la cabezadita durante la celebración… ¡así no hay quien duerma! Fue una celebración sencilla pero emotiva. Los padres de John estaban sentados al frente, y visiblemente emocionados; la vocación de su hijo no fue un camino sencillo, y durante nuestra estancia en el seminario los dos claretianos que le conocíamos frecuentemente le animábamos. Es una persona sencilla, inteligente y servicial, tres características muy necesarias a cualquiera que sienta la llamada a servir al pueblo de Dios como ministro ordenado. A veces nos preocupamos mucho de que los sacerdotes estén bien formados intelectualmente, lo cual es bueno, pero se nos olvida que su principal medio de anuncio del evangelio va a ser su capacidad para ser personas atrayentes, con espacio en su vida para acoger y con carácter lo suficientemente fuerte como para saber pedir perdón y dejarse acoger por otros; la consecución de una formación humana integral se muestra aquí indispensable, personas que son en sí y con otros y, ante todo, son humanos.
Tras la celebración y las fotos de rigor otro banquete. Esta vez con personal más surtido, con los padres de los ordenados, familiares y amigos. Aquí ya estamos “en abierto” y por lo tanto el consumo de alcohol se modera, aunque la comida siga siendo abundante, no sea que alguno pierda los papeles, termine haciendo una escena y pierda la cara ante el pueblo, los sacerdotes y los no cristianos. Al día siguiente, Domingo, acepte la invitación del administrador de la diócesis P. Sun y presidí la primera Misa de la Mañana, algo que muy pocas veces hago para evitar problemas, ya que las leyes son claras (ver articulo 17) sobre lo que se puede y no se puede hacer y mejor que sea la excepción y no la regla, pues mi función hoy como misionero es “estar” en China, y respecto a la evangelización directa… “cuidadín, cuidadín” que decíamos en mis tiempos en el seminario. Tras la Eucaristía un desayuno sencillo y de vuelta a Pekín, que aunque a veces no lo parezca mucho, soy un estudiante y eso necesita tiempo y dedicación.