Nuestro compañero, el P. Jojo, ha hecho amistad con un joven profesional en Zhuhai. Este joven acaba de celebrar su boda y ha invitado al P. Jojo para que se uniera a la simple celebración en una ciudad a unos 400 klms de Macau. Jojo regresó encantado de la simplicidad y acogida de esta humilde gente… que muy poco han oído hablar de Jesús o del Evangelio…
Nos lo cuenta:
Una experiencia inolvidable en una boda china
Apenas llegar a China conocí al joven Jiang, en la vecina ciudad de Zhuhai, y nos hicimos amigos. Le dije que cuando se casara yo lo iba a acompañar. Y esto ocurrió el pasado 30 de enero. Para alegría de Jiang y sorpresa de los familiares reunidos, yo llegué a la ciudad de la boda el día anterior y me hice uno más entre ellos. Fui con ellos a todas partes, jugué con los niños y asistí a todos los programas.
Mi pobre cantonés los sorprendió mucho. Era el único huésped extranjero y sentí el fuerte respecto hacia me (como cristiano) que lo manifestaron de múltiples formas.
Lo que más me impresionó:
- El día anterior a la boda las dos familias se reunieron para una comida fraternal. Pude observar la unidad, amor y alegría de estas dos familias.
- El día de la boda la pareja visitó muchos lugares de la ciudad. Un ritual que expresa los fuertes sentimientos de pertenencia a un lugar y a una cultura.
- La parte más emocionante en una boda china es cuando el novio y la novia se inclinan ante sus padres y luego los abrazan para expresarles gratitud y afecto.
Fue la primera vez que asistía a una boda en China. El único católico y único extranjero entre 200 invitados. Muchos me preguntaron si estaba casado. Cuando les respondía que no, me preguntaban por qué. Así que a todos les decía que era sacerdote y misionero… Noté que no hace falta hablar mucho – ellos captan inmediatamente, con admiración, nuestro estilo de vida y, a su modo, compartían lo poco que saben sobre Jesús y el Evangelio.
Aquí hay algunas fotos para el recuerdo:
Nos lo cuenta:
Una experiencia inolvidable en una boda china
Apenas llegar a China conocí al joven Jiang, en la vecina ciudad de Zhuhai, y nos hicimos amigos. Le dije que cuando se casara yo lo iba a acompañar. Y esto ocurrió el pasado 30 de enero. Para alegría de Jiang y sorpresa de los familiares reunidos, yo llegué a la ciudad de la boda el día anterior y me hice uno más entre ellos. Fui con ellos a todas partes, jugué con los niños y asistí a todos los programas.
Mi pobre cantonés los sorprendió mucho. Era el único huésped extranjero y sentí el fuerte respecto hacia me (como cristiano) que lo manifestaron de múltiples formas.
Lo que más me impresionó:
- El día anterior a la boda las dos familias se reunieron para una comida fraternal. Pude observar la unidad, amor y alegría de estas dos familias.
- El día de la boda la pareja visitó muchos lugares de la ciudad. Un ritual que expresa los fuertes sentimientos de pertenencia a un lugar y a una cultura.
- La parte más emocionante en una boda china es cuando el novio y la novia se inclinan ante sus padres y luego los abrazan para expresarles gratitud y afecto.
Fue la primera vez que asistía a una boda en China. El único católico y único extranjero entre 200 invitados. Muchos me preguntaron si estaba casado. Cuando les respondía que no, me preguntaban por qué. Así que a todos les decía que era sacerdote y misionero… Noté que no hace falta hablar mucho – ellos captan inmediatamente, con admiración, nuestro estilo de vida y, a su modo, compartían lo poco que saben sobre Jesús y el Evangelio.
Aquí hay algunas fotos para el recuerdo:
